El Color del Dinero (The Color of Money), de Martin Scorsese

“El Color del Dinero” es una de las películas que han marcado mi vida cinéfila. Si la memoria no me falla fue a principios de los 90, en que se reponía en más de una ocasión por televisión, cuando la vi por primera vez. Sería la primera película que vería de Martin Scorsese, claro que por aquel entonces (apenas había excedido la década de vida) para mi era una película protagonizada por el guaperas de Tom Cruise acompañado por un señor que imponía respeto y al que se le tomaba cariño. Así fue como descubrí a ese genio llamado Paul Newman, protagonizando una película del que sería con el tiempo uno de mis directores favoritos.

La historia es una secuela de “El Buscavidas”, película realizada en 1961 basada en el libro de Walter Tevis, el cual retomó a Eddie Felson en 1984 con otra nueva novela que da base a la película que nos ocupa. Martin Scorsese vivía por aquel entonces una crisis creativa marcada por su fracaso a la hora de buscar financiación para su película sobre Jesucristo. El viento se puso a su favor en 1985, con el éxito de “After Hours”, ocupándose a continuación de resucitar en el cine a Eddie Felson “el rápido”.

Han pasado 25 años desde que Eddie Felson derrotara al Gordo de Minesota. 25 años en que no ha cogido un taco. Ahora trabaja vendiendo whisky y apadrinando a una joven figura del billar. Su vida cambia cuando escucha romper con una energía feroz las bolas en una misa de billar. A su espalda tiene a un diamante en bruto, un joven llamado Vincent Lauria que demuestra ser un fenómeno en el billar derrotando al protegido de Eddie. El viejo buscavidas, intrigado por el joven, se acerca presentándose a su novia, Carmen, y ofreciéndoles viajar por el circuito de billar hasta llegar a Atlantic City, en donde se celebrará una competición.

La película vuelve a desarrollarse en locales de billar, con el juego del 9 Ball como protagonista. El 9 Ball es el más característico de los juegos de billar americano donde los jugadores juegan introduciendo las bolas por orden en las troneras y en el cual gana el jugador que consiga acabar introduciendo la bola 9 sin importancia de las anteriores. Así pues es un juego en el que la suerte es un factor importante, pues no importa que hayas metido 8 bolas de forma perfecta, ya que si fallas en la 9 has perdido. Es en la manera de preparar el juego dónde radica lo que los jugadores llaman arte. Y es que en el billar, como en muchos otros juegos, se juega también con la mentira, con la manipulación. Un jugador puede parecer nefasto perdiendo varias veces seguidas hasta conseguir que su contrincante, confiado de volver a ganar, haga una apuesta muy alta, haciendo que el que parecía mal jugador se descubra como un experto que acabe recuperando el dinero perdido y una gran suma más. Como Eddie le explica a Carmen al principio del film el anonimato es importante, ser desconocido en una sala de billar es más poderosos que ser un figura.

El film posee una estructura propia de road movie en que los tres personajes principales tendrán una evolución psicológica, especialmente Eddie y Vincent.
Vincent es joven, arrogante e ingenuo. Al principio declara ser el mejor jugador de billar del mundo sin darle importancia, es más, afirma que el billar es un juego muy sencillo desprestigiando la visión que tiene de él Felson, para él el mayor reto es triunfar en una máquina recreativa que, según dice, le permitirá entrar en West Point. A medida que avanza la cinta y el viaje al lado de Eddie y Carmen, Vincent irá cambiando y pasará de ser un chico inocente que juega por placer a llegar a ser un experto en el engaño al que solo le importa ganar dinero.
Carmen, novia de Vincent, al que conoció cuando intentó robar en casa de sus padres junto a su exnovio, se convierte en la principal socia de Eddie para atraer a Vincent y convencerlo de que haga el circuito de billar y acabe por ir a Atlantic City. Carmen es ambiciosa y se convierte en una manipuladora que sabe cómo manejar a Vincent, pero que se muestra incapaz de hacer lo mismo con Eddie, el cual es perro viejo y no está dispuesto a dejarse seducir.
Eddie Felson. La leyenda. El rápido. Lleva 25 años apartado de las mesas de billar como jugador. Ahora es un experto manipulador que sabe cómo meterse a las personas en el bolsillo. En Vincent ve la oportunidad de oro para hacerse rico y no duda en desaprovecharla adiestrando al chico en la forma de jugar y en cómo debe aprender a dejarse perder al principio para luego ganar llevándose mucho más dinero del que ha perdido. Sin embargo Eddie sufrirá el pinchazo del remordimiento y el recuerdo del pasado por culpa de Vincent, en quien ve su propia imagen cuando era joven. Cuando Eddie se pruebe a sí mismo como jugador y descubra que no es el de antes tomará la decisión de dejar al chico y meditar sobre ello, operándose la vista y volviendo a las mesas de billar para recuperar su toque hasta demostrar que no está acabado y que sigue siendo el mejor.

Al igual que el número de protagonistas, el film se divide en tres partes.
La primera cubre el descubrimiento de Vincent por parte de Eddie y cómo lo seduce para acompañarlo a Atlantic City.
La segunda es la road movie propiamente dicha, cuando los personajes se encuentran en pleno viaje y Eddie trata de enseñar a Vincent y Carmen los mejores trucos. En este tramo podemos encontrar momentos algo monótonos al poseer una estructura repetitiva (llegada a un pueblo, entrada a la sala de billar y exhibición de Vincent ahuyentando a importantes jugadores, sin seguir las reglas de Eddie), pero las formas de Scorsese, y el talento de Newman, se encargan de no aburrir nunca.
La tercera es el punto de inflexión que sufre Eddie. Comienza en el momento en que el veterano jugador pierde recibiendo su propia medicina, convirtiéndose el film en un camino de redención para el protagonista, que demuestra no importarle tanto el dinero al final de la cinta, en que su código de honor se pone de manifiesto al sentirse chantajeado por Vincent y devolviéndole el dinero que éste le había dado, ganado de forma sucia. Ha dejado de ser Eddie Felson el vendedor de whisky para volver a ser aquel buscavidas de 25 años atrás.

La película toca un tema tan exprimido en Hollywood como el relevo profesional a través de la relación entre maestro y discípulo, solo que aquí, al contrario que en las típicas producciones de estudio, ese tema es tocado de forma amoral. No se busca un beneficio general, ni hacer el bien, sino todo lo contrario, las enseñanzas de Eddie a Vincent y Carmen tienen como objetivo el triunfo personal, egoísta. El dinero es lo más importante en la vida, todo lo demás son migajas. Desde luego con lemas como ese la película no es de las que deban enmarcarse en las películas políticamente correctas, aunque al final el personaje de Eddie encuentre la redención.

Puede que debido a ese toque de incorrección se eligiera a Martín Scorsese. Sin lugar a dudas en manos de otro director la película no hubiera pasado de ser una entretenida película de estudio (la Touchstone Pictures, de reciente inauguración) con un actor consagrado y dos jóvenes estrellas emergentes como reclamo, pero en manos de Scorsese la película tiene vida propia consiguiendo que al ambiente de las salas de billar se sienta a través de la pantalla. Dicen que el director se encontraba en una época de crisis creativa. Pues ya me gustaría a mi que los directores pasaran por crisis creativas como la que pasó el gran Marty a mediados de los 80, cuando nos regaló “After Hours” y la presente.
Scorsese planta su sello inconfundible mediante una planificación bien elaborada y en donde la narración es a base de continuos barridos, travellings o incluso zooms consiguiendo otorgar a la historia una enérgica fuerza visual. La cámara se muestra en todo momento libre y cada partida de billar es diferente en estilo (hay una maravillosa por medio de planos cenitales cortos en que el sonido del taco contra la bola narra la escena). El personaje de Eddie Felson es tratado como el gran protagonista por Scorsese, reflejando y apoyando el estado anímico del personaje en todo momento. Por ejemplo el momento en que Eddie siente el deseo de sentir un taco y golpear las bolas es cuando Vincent juega una partida narrada por medio de encadenados y el rostro de Eddie aparece de fondo sin quitar ojo a la mesa de billar hasta que la cámara encuadra su rostro frente a las bolas que quedan en la mesa, subrayando ese anhelo de volver a los viejos tiempos.

El director trae consigo a sus inseparables Thelma Schoonmaker como montadora y Michael Ballhaus como director de fotografía. El montaje es dinámico y está reforzado por la excelente Banda Sonora, una selección de canciones de primera. Como suele ser habitual en las cintas de Scorsese encontramos leves fallos de raccord.
Ballhaus por su parte consigue otorgar la atmósfera adecuada al film, en especial en los tugurios en donde se desarrollan las partidas de billar, rememorando el clásico de 1961.

La película tiene como tema el relevo generacional, y parece que en la vida real también quiso que fuera así juntando a Paul Newman y Tom Cruise. Newman era ya toda una leyenda del cine y Cruise una estrella sobre la que apostar. Durante años, especialmente en los 90, se vio a Cruise como sustituto natural de Newman, pero actualmente podemos decir que aquello fue un espejismo pasajero, pues Paul Newman solo puede haber uno. El veterano actor volvió a dar vida a Eddie Felson 25 años después de realizar la película de Robert Rossen y volvió a dar una lección de interpretación. Poco podemos decir sobre sus grandes dotes artísticas que no se haya dicho ya, fue un genio, uno de los mejores actores que han existido, con “El Color del Dinero” parece que iba a despedirse del cine, pero luego nos siguió regalando grandes momentos. Él es el alma de la película. Cruise está estupendo como Vincent. Extrovertido, enérgico, con ínfulas de superioridad, y con una pizca de ingenuidad que le venían muy bien gracias a su juventud. Mary Elizabeth Mastrantonio seguía demostrando su alta capacidad interpretativa y pasaba de rodar con el maestro De Plama a rodar con el maestro Scorsese. Mastrantonio es Carmen, la joven ambiciosa que persuade a Vincent de seguir a Eddie y convertirse en el mejor jugador de billar. Helen Shaver es Janelle, el actual amor de Eddie, quien regenta un bar en donde el viejo jugador hace negocios. John Turturro es Julian, el cocainómano protegido de Eddie hasta que aparece Vincent. Bill Cobbs es el regente de una vieja sala de billar en donde Eddie aún es recordado. Forest Whitaker demuestra ser un buscavidas a la altura de Eddie Felson. Encontramos además cameos de Iggy Pop y del propio Scorsese, esta vez a través de su voz en off al principio de la cinta explicándonos el 9 Ball.

La cinta fue un éxito y posibilitó a Scorsese realizar por fin “La Última Tentación de Cristo”, además consiguió cuatro nominaciones a los Oscars: Actor (Newman), Actriz Secundaria (Mastrantonio), Dirección Artística y Guión Adaptado. Finalmente se llevó Mejor Actor para Paul Newman después de ocho nominaciones y de que le concedieran el Oscar Honorífico el año anterior, por ese motivo el actor se negó a asistir para recogerlo aludiendo que se lo daban tarde.

“El Color del Dinero” va más allá de la simple secuela. Es una película única, con alma. Con el tiempo se le ha puesto la etiqueta de cine de culto. Para mí, indudablemente, es un clásico.

6 comentarios en “El Color del Dinero (The Color of Money), de Martin Scorsese

  1. Personalmente me gusta más «El buscavidas», la recuerdo bastante mejor, aunque el film de Scorsese es magnífico igualmente. Newman e incluso Cruise en absoluto estado de gracia.

    Buen análisis tio!! 😉

    Saludos

  2. Hola Javi !!
    Yo creo que ambas películas se complementan de maravilla y poseen su propio estilo. En mi opinión la de Rossen es más dramatica al centrarse mucho más en la relación sentimental-trágica de Eddie con Sarah, mientras que la de Scorsese posee un aroma más ligero con Vincent y Carmen, aunque su relación presagia una naturaleza autodestructiva al ser él exprimido por ella para ganar dinero, y es a través de Felson y su camino de redención en donde encontramos el drama.

    Gracias, me alegro que te haya gustado el análisis.

    Saludos !!!

  3. Pues aún con Scorsese tras al cámara, he de decir que esta película no me entusiasmó demasiado. Muy flojita sobre todo en su último tercio y demasiado larga para lo que nos cuenta.

    Es innegable que el excelente reparto (a Cruise no le tiembla el pulso ante un veterano como Newman) sube puntos, y que pese a todo, se hace más o menos entretenida, pero para mí no sería un clásico ni estaría entre las mejores de Scorsese (tampoco me convenció After Hours, dicho sea de paso)

    Hay películas que en su momento son criticadas, pero que con el tiempo son vistas con mejores ojos. Este es uno de esos casos en los que no comparto ese cambio de opinión. En su momento no me dejó huella y en en segundo visionado entendí por qué.

    Ni buena ni mala. Correcta sin más.

    Saludos 😉

  4. Bueno Pliskeen, ya sabes que, como siempre, como gustos hay colores, jeje. A mí siempre me ha encantado esta película, aunque sé que no está valorada como lo mejor de Scorsese, de hecho casi nunca la mencionan cuando hablan del director.
    Tienes mucha razón, a Cruise no le tiebla el pulso frente a Newman.

    Saludos !!

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