Top Gun: Maverick, de Joseph Kosinski

El camino hacia la secuela del éxito de 1986 ha sido tan peliagudo como el duro adiestramiento al que son sometidos los pilotos por el protagonista. Todo comenzó en 2010. Tom Cruise y Tony Scott, junto con el productor Jerry Bruckheimer, hablaron sobre la posibilidad de realizar una segunda entrega de las aventuras de Pete “Maverick” Mitchell tras la iniciativa de Paramount Pictures. El guion sería elaborado por Peter Craig y Justin Marks. Sin embargo, el primer problema apareció en 2012. El fallecimiento de Tony Scott paralizó el proyecto augurando que sería abandonado. Sin embargo, Bruckheimer no lo daba por perdido a pesar de la trágica noticia y siempre aseguraba que la idea seguía vigente. En 2015 la productora Skydance (la misma de las entregas de “Mission: Impossible” desde la cuarta entrega) anunció que el proyecto estaba en desarrollo, anunciando en 2017 como director a Joseph Kosinski, con quien Cruise ya había trabajado en la maja “Oblivion”. El guion sería revisado y finiquitado con la colaboración de Ehren Kruger, Erin Warren Singer y el fiel colaborador de Cruise, Christopher McQuarrie. La fotografía principal comenzó en 2018 en vistas a estrenarse al año siguiente. Aunque el rodaje principal finalizó en Marzo de 2019, la fecha de estreno fue retrasada para volver a rodar algunas escenas aéreas y conseguir más veracidad en las mismas, posponiéndolo un año más. Y llegamos a 2020, donde el COVID paralizó todo gran estreno. En vistas de ello, Cruise y Paramount movieron fechas de forma constante con el objetivo de que sus cintas llegasen a la mayor cantidad de público y así recaudasen lo suficiente para rentabilizarlas. De esa manera, tanto la séptima entrega de “Misión: Imposible” (rodada en 2020) como la secuela de “Top Gun” fueron retrasadas otro año más, siendo elegidas 2022 para el regreso del capitán de combate aéreo y 2023 para para volver a ver Ethan Hunt & Co en otra aventura alrededor del globo. Finalmente, la esperada secuela de la cinta que hizo de Cruise una estrella se estrenó el 27 de Mayo de 2022.

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El Patriota (The Patriot), de Roland Emmerich

La carrera de Roland Emmerich vivió un pequeño giro en el 2000. Tras fracasar (o mejor dicho, no rendir tanto en taquilla como se esperaba) con su versión de “Godzilla”, el director alemán decidió virar la vista al pasado, en concreto hacia la Guerra de la Independencia Americana. Abandonaba así su amor por la temática fantástica pero no por enardecer el orgullo yanqui.

Benjamin Martin es un veterano Coronel de la guerra franco-india que vive en paz con sus siete hijos tras fallecer su esposa. Al explotar la Guerra por la Independencia de las Colonias, Martin se mantendrá neutral hasta que la vida de sus seres queridos esté en peligro.

Enmarcada dentro del cine épico que tanto ha contentado al gran público a lo largo de los años (y del que hecho de menos alguna película en condiciones), “El Patriota” ofrece cerca de tres horas de gran espectáculo siguiendo los cánones del género, en especial se la ha llegado a considerar (no sin razones) hermana de otra célebre cinta de los 90 también protagonizada por Mel Gibson, “Braveheart”. Sigue leyendo

Greyhound, de Aaron Schneider

El mundo está cambiando. No sabemos qué va a pasar. Leer las noticias se ha convertido (si no lo era ya) en una especie de tortura hacia la incertidumbre y el miedo. El COVID-19 nos ha puesto en jaque. En este panorama de desconocimiento, bulos y cifras que suben y bajan, refugiarse en los seres queridos y en las aficiones es lo que ayuda a capear el temporal. El cine, esa gran pasión que muchos disfrutamos, se encuentra herido y no sabemos tampoco cómo logrará salir adelante, con estrenos retrasándose cada dos por tres y rodajes que se han vuelto a poner en marcha pero con nuevas reglas afines a la “nueva normalidad”. Vista la situación muchas películas han visto cómo pasaban de estrenarse en la gran pantalla a pasar a servicios VOD o plataformas. Entre dichos casos se encuentra la última película protagonizada por Tom Hanks, quien además fue de los primeros famosos en declarar haberse contagiado del coronavirus al principio de la pandemia. La cinta, producida por SONY, fue comprada por Apple TV para su servicio streaming estrenándola con un mes y medio de diferencia a su fecha originaria en cines (de finales de Mayo en que se celebra el Memorial Day a primeros de Julio coincidiendo con la Fiesta de la Independencia).
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1917, de Sam Mendes

Desde que Hitchcock intentase narrar una película en un solo plano secuencia con la excepcional “La Soga” (donde se pueden apreciar claramente dos cortes en el montaje), muchos cineastas han intentado contar una historia en un solo plano-secuencia. Famosos son los casos de “El Arca Rusa” o las más recientes “Gravity” y “Birdman” (por las cuales sus directores lograrían alzarse con el Oscar). El recurso del plano-secuencia no sólo sirve para narrar la trama sin interrupciones siguiendo un montaje casi teatral, sino para conseguir adentrar al espectador dentro de la misma, logrando hacerle participe de la experiencia narrativa. Siguiendo esta máxima, el director británico Sam Mendes decidió retomar el género bélico que ya había acariciado años atrás con “Jarhead” viajando a la I Guerra Mundial para contar la odisea de dos soldados que deben enviar un mensaje a un regimiento que está a punto de sufrir un ataque sorpresa por parte de los alemanes.

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Black Hawk Derribado (Black Hawk Down), de Ridley Scott

A finales de los 90 la carrera de Ridley Scott parecía haber tocado fondo sin atisbos de reflote. Los fracasos de “Tormenta Blanca” y “La Teniente O´Neill” hicieron tambalear una carrera que contaba con tres títulos inmaculados y alguna obra reivindicable. Pero en la meca del cine tu carrera vale lo mismo que tu última peli, y la de Ridley no se auguraba prometedora a finales de Siglo. Sin embargo, quizás por esa cosa llamada destino, su nombre volvió a brillar con fuerza con la llegada del S. XXI. Y lo hizo viajando a la antigua Roma, con la notable “Gladiator”. Scott resucitó el peplum con una película que marcaría época y que lo volvería a colocar en primera línea (Globo de Oro y nominación al Oscar incluida). Como sucediese en los 90 (cuando presentase “Thelma & Louise”), comenzaba una década de manera gloriosa pero con la incertidumbre de si seguiría el buen atino o volvería a caer con títulos mediocres. Su decisión de encargarse de la secuela de un título tan mítico de los 90 como es “El Silencio de los Corderos” hizo saltar las alarmas, las cuales se disiparon al comprobar que Scott había hecho lo más inteligente, alejarse del estilo de Demme y crear un film con voz propia mediante una historia de amor con toque góticos y renacentistas cargada de mala leche que no muchos comprendieron. De nuevo, su olfato comercial fue imbatible. Pero la guinda llegaría en menos de un año, con otra película donde cambiaría, de nuevo, de género. Esta vez se trataba de una cinta bélica que narraba la batalla de Mogadiscio entre miembros del ejercito americano y las milicias somalíes.

En 1993, el ejercitó norteamericano coordinó una misión insurgente llevada a cabo por miembros de los Rangers y la Brigada Delta en pleno centro de Mogadiscio para atrapar a dos importantes efectivos pertenecientes al círculo personal del señor de la guerra Mohamed Farrah Aidid, el cual robaba los alimentos destinados a los civiles que sufrían la guerra civil.
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La Delgada Línea Roja (The Thin Red Line), de Terrence Malick

El año 1998 trajo consigo dos de las películas más emblemáticas dentro del género bélico. La primera era la producción de Steven Spielberg “Salvar al Soldado Ryan” que tenía como mayor reclamo el desembarco de Normandia. La segunda era el regreso tras casi veinte años separado de las cámaras del director Terrence Malick que describía la batalla en la Isla de Guadalcanal, en el Pacífico. Aunque hubo comparaciones y entraba el debate sobre si uno era más de Ryan o de la Línea, las diferencias entre ambas películas excedían de los bandos rivales (los alemanes en la de Spielberg; japoneses en la de Malick) y de escenario. Mientras la de Spielberg se descubrió como una experiencia visceral y salvaje sobre la contienda bélica, la de Malick lo hacía desde un prisma más intimista y filosófico. El comparar y elegir entre una y otra en este caso es absurdo, cada cinta posee una personalidad diferente en fondo y forma, llegando a complementarse y a mostrar el conflicto desde diferentes puntos de vista.
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Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola

El Capitán Willard es enviado a encontrar y asesinar al General Kurtz, acusado de rebeldía y de haber perdido la razón guareciéndose en un poblado en Camboya.

El Horror. El Horror.

“Esta película no trata sobre la Guerra de Vietnam. Es Vietnam”. Con esas palabras Francis Ford Coppola presentaba en el Festival de Cannes de 1979 el proyecto que casi le cuesta la vida. Famosos son los infortunios a los que el director de “El Padrino” tuvo que hacer frente para levantar una película en un principio sencilla de llevar a cabo. Tifones que destruyeron los decorados casi en su totalidad retrasando la producción más de dos meses; las interrupciones provocadas por el Gobierno Filipino, a quien había pedido prestados los helicópteros para rodar la famosa escena del ataque al poblado, pero que reclamaban sin previo aviso para atacar a las guerrillas rebeldes; la sustitución de Harvey Keitel porque a Coppola no le cuadraba en el personaje debido a su estilo de interpretación tras varias semanas de rodaje siendo sustituido por Martin Sheen, que acabo con un agotamiento físico y mental debido al demente consumo de alcohol y tabaco que a punto estuvo de causarle la muerte en forma de paro cardiaco (el propio actor pidió que llamasen a un cura cuando lo sufrió), alejándolo de la producción varias semanas; la participación de Dennis Hopper, colocado hasta las cejas, sin memorizar sus diálogos; y Brando, quien llegó a las Filipinas para un tiempo concreto de rodaje apalabrado con el director (gracias al que se embolsaría una de sus cantidades indecentes de dinero) con muchos kilos de más y sin saberse su texto ni haber leído el libro de Conrad en que se basaba el film. No es de extrañar que Coppola contemplara en más de una ocasión el suicidio a lo largo de la filmación, que se prolongó hasta el año y dos meses de las 16 semanas previstas.
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Troya (Troy), de Wolfgang Petersen

Gracias al éxito de “Gladiator” y de la Trilogía de “El Señor de los Anillos” el cine épico volvió a vivir una época dorada que recordaba la de los grandes estudios en la primera década de los 2000 (se podría decir que hasta el estreno de “300”, el último gran éxito épico de la década). Así, durante los primeros años del recién inaugurado siglo se volvió a poner el foco de atención en historias épicas ambientadas en la antigüedad. Entre ésta cosecha se encuentra la aproximación al célebre poema épico de Homero que la Warner realizó en 2004.

Año 3200 A.C. Agamenón comanda todos los ejércitos de Grecia. Aprovechándose del secuestro por parte del príncipe Paris, Principe de Troya, de Helena, esposa de se hermano Menéalo, Rey de Esparta, decide entrar en guerra con Troya y así gobernar todo el territorio del Egeo. Aquiles, gran héroe de los griegos, se dirige a la guerra para alcanzar la gloria eterna como héroe victorioso.
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Tiempos de Gloria (Glory), de Edward Zwick

La Guerra de Secesión Americana ha funcionado como telón de muchas películas míticas (“Lo que el Viento se Llevó”, “El Bueno, el Feo y el Malo”), claro que a la hora de tratar el conflicto centrándose en los campos de batalla pocas películas logran captar mi interés. Casi se podría decir que la película bélica por excelencia que trata dicho periodo es “Gettysburg”, pero a nivel personal mi favorita siempre ha sido la cinta que dirigiese Edward Zwick en 1989.

En 1862 los Estados que luchan por la Union deciden formar regimientos con personas de raza negra. Para instruir a una de estas compañías el estado de Massachussets confía en el recién nombrado Coronel Robert Gould Shaw, recién recuperado de una cruenta batalla.
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