Tres años después, y tras un retraso de unos meses sufrido a causa de la Huelga de Actores y Guionistas (que de no haberse causado bien podría haberla convertido en firme contrincante de los recientes Premios Oscars), la historia de Paul Atreides en el planeta Arrakis continúa en la gran pantalla mediante un despliegue audiovisual apabullante. Resulta curioso que ésta segunda entrega no se rodase a la vez que la primera, en consonancia con otras obras anteriores (“El Señor de los Anillos”), sino que aguardasen a ver cómo reaccionaba el público ante la nueva aproximación al mundo de Frank Herbert. El resultado no sólo fue satisfactoria a nivel económico (400 millones de dólares en una etapa post pandémica que aún no lograba despuntar del todo a nivel taquillero) sino también en forma de premios, logrando alzarse con 6 estatuillas. En vista de tales resultados, el director canadiense Denis Villeneuve y su equipo volvieron a embarcarse en una nueva aventura en el mundo desértico.
Aliado con los Fremen, Paul Atreides busca venganza contra los Harkonnen por la muerte de su padre mientras pesa sobre él la profecía que lo señala como el Mesías que liberará al pueblo oprimido e iniciará la Guerra Santa.