Dune: Parte II (Dune: Part II), de Denis Villeneuve

Tres años después, y tras un retraso de unos meses sufrido a causa de la Huelga de Actores y Guionistas (que de no haberse causado bien podría haberla convertido en firme contrincante de los recientes Premios Oscars), la historia de Paul Atreides en el planeta Arrakis continúa en la gran pantalla mediante un despliegue audiovisual apabullante. Resulta curioso que ésta segunda entrega no se rodase a la vez que la primera, en consonancia con otras obras anteriores (“El Señor de los Anillos”), sino que aguardasen a ver cómo reaccionaba el público ante la nueva aproximación al mundo de Frank Herbert. El resultado no sólo fue satisfactoria a nivel económico (400 millones de dólares en una etapa post pandémica que aún no lograba despuntar del todo a nivel taquillero) sino también en forma de premios, logrando alzarse con 6 estatuillas. En vista de tales resultados, el director canadiense Denis Villeneuve y su equipo volvieron a embarcarse en una nueva aventura en el mundo desértico.

Aliado con los Fremen, Paul Atreides busca venganza contra los Harkonnen por la muerte de su padre mientras pesa sobre él la profecía que lo señala como el Mesías que liberará al pueblo oprimido e iniciará la Guerra Santa.

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Avatar: El Sentido del Agua (Avatar: The Way of Water), de James Cameron

En las Navidades de 2009, y tras 12 años de ausencia, James Cameron regresó a las grandes pantallas con otro de sus grandes proyectos que prometían cambiar el cine. Y lo hizo, de forma temporal. “Avatar” se convirtió en la cinta más taquillera de la historia poniendo de moda, de paso, el 3D como reclamo para atraer al público a las salas (incluso directores de renombre como Wim Wenders se atrevieron a usarlo para realizar trabajos). Claro que no acabó por convertirse en ese instrumento básico para que las cintas se quedasen impregnadas en las retinas com parecía prometer Cameron. Si, lograba sorprender, pero en la mayoría de los casos no pasaba de funcionar como una atracción visual demostrando, de nuevo, que si no hay una buena historia y unos personajes bien perfilados la experiencia quedaba como algo anecdótico pero no memorable (en mi opinión la película que mejor trató a nivel narrativo el sistema fue “Hugo” de Scorsese). De hecho, el tan promocionado y explotado sistema (se convirtieron cintas que no se rodaron en él para hacer más caja) fue pasando a segundo término para promocionar las películas.
Dejando el sistema tridimensional a parte, “Avatar” resultó una entretenida película de aventuras que bebía de otras historias anteriormente vistas (en especial “Pocahontas”) y poseía un marcado tono accesible para toda la familia del que Cameron pocas veces había hecho gala anteriormente (“Titanic” a parte). Lo que no se le podía negar esa la espectacularidad y la buena mano del director, auténtico artesano a la hora de crear secuencias de acción. Eso, sumado al reconocimiento tanto crítico (recibió premios a Mejor Película) como especialmente comercial, dieron carta blanca al director para seguir explotando el mundo de Pandora. Y no lo haría con una única secuela, sino que pretende rodar hasta cinco entregas (la tercera se comenta que se ha rodado simultáneamente a la presente). Esa ambición ya se verá si llega a buen puerto. De momento, y 13 años después de conocer a los Na´vi, Cameron estrena la segunda aventura de Jake Sully en compañía de Neytiri y familia.

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Series: Andor

Sin duda alguna, una de las mayores sorpresas televisivas del 2022 que está a punto de marcharse será la serie ambientada en el Universo Star Wars protagonizada por Diego Luna. Y digo sorpresa porque, entre todos los proyectos presentados para expandir el Universo creado por George Lucas, el spin-off de la fabulosa “Rogue One” era el que menos emoción me causaba a pesar de centrarse en el mejor personaje de la cinta, sucediendo con ella lo contrario que con el otro gran producto de la franquicia que sí generó grandes expectativas y resultó por ser decepcionante (“Obi-Wan Kenobi”).

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Señales (Signs), de M. Night Shyamalan

A principios de los 2000 el nombre de Shyamalan era un reclamo suficiente como para acercarse al cine y vislumbrar su nueva triquiñuela. En 2002 estrenaba su quinta película como director, de nuevo apadrinada por Disney bajo el amparo del sello Touchstone. Si bien su excelente e intimista aproximación a los superhéroes con “El Protegido” no obtuvo el éxito atronador de “El Sexto Sentido”, seguía siendo la sombra del film del niño que veía muertos la que aseguraba al director de origen hindú el llevar a cabo sus ideas. Así, tras una cinta sobre fantasmas y otra que reflexionaba sobre personas con poderes el director ofreció su particular visión sobre una invasión extraterrestre.

La familia Hess vive en una granja situada en Pensilvania. El padre, Graham, era pastor hasta el fallecimiento de su esposa meses atrás y ahora debe cuidar de sus hijos con ayuda de su hermano Merryl. Una mañana descubre cómo se ha formado un círculo perfecto en su campo de maíz, comenzando entonces una serie de hechos extraños en todo el planeta que parecen ser obra de seres de otro mundo.

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Dune (Dune: Part One), de Denis Villeneuve

El mundo imaginado por Frank Herbert ya fue trasladado a la gran y pequeña pantalla con resultados insatisfactorios para los fans. La más famosa fue la dirigida por David Lynch que no satisfizo a los fans del escritor pero acabó convirtiéndose en una cinta de culto (icónica la imagen de Sting pelirrojo). A principios de los 2000 se realizarían diversos telefilms que adaptarían la Trilogía de Paul Atreides. Con los años siempre se hablaba de una nueva adaptación más fidedigna, algo que se materializó definitivamente en 2020 de manos del director canadiense Denis Villeneuve, aunque no llegaría a las pantallas hasta un año después de lo previsto debida a la Pandemia del COVID-19.

Paul Atreides es un joven brillante y talentoso cuya familia ha recibido el honor de administrar el Planeta Arrakis, del cual procede el principal elemento para hacer funcionar las naves del Imperio, la Especia. Sin embargo, la misión es un regalo envenenado que pondrá a Paul en la senda por alcanzar su Destino.

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Matrix Resurrections, de Lana Wachowski

La nostalgia es un remedio contra la ansiedad

Para según que asuntos el tiempo parece moverse a la velocidad de la luz. Han pasado 22 años desde que “Matrix” irrumpiera en las pantallas haciendo saltar por los aires el concepto de blockbuster e implantando estilo en el cine de acción (¿cuántas películas posteriores utilizaron el efecto bala y el atuendo negro para sus protagonistas?). Pero más allá de eso, la cinta de las Wachowski hizo pensar a los espectadores y sacar infinidad de teorías que, hoy día, parecen haberse cumplido. Temo ser pesimista, pero nuestra sociedad no está muy alejada de esa ciudad de las máquinas en que los humanos se encuentran enchufados a un mundo virtual que creen real. Si, en dos décadas toda aplicación o red social ha adquirido una importancia tal que para muchas personas parece inconcebible vivir sin ellas, siendo el móvil el enchufe que nos tiene esposados. En este panorama en que el entretenimiento se consume tan rápido como las hamburguesas de 1 euro y tiene en la nostalgia el mayor arma/reclamo para enganchar al espectador aparece por sorpresa un revival de las aventuras de Neo y Trinity. En esta ocasión es Lana Wachowski en solitario quien se encarga de llevarla a cabo, con ayuda en el guion de David Mitchell y Aleksandar Hemon. El resultado está más cerca del ejercicio autorparódico y meta(lingüistico y cinematográfico) que de un un blockbuster al uso. Y eso ya me parece encomiable.
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Waterworld, de Kevin Reynolds

El futuro. Los casquetes polares se han derretido cubriendo toda la Tierra conocida. Muchos supervivientes han aprendido a vivir en comunidades flotantes, oxidadas, incívicas y arcaicas. Otros, han preferido optar por una vida errante. En medio de todo ello, existe la esperanza de encontrar Tierra Seca, desde la que empezar de nuevo.

El Naufragio de Kevin

Existen muchas películas cuya fama se debe más a los rodajes bajo los que se han realizado que al resultado de la misma. Si bien existen grandes películas que han surgido de los infortunios meteorológicos o de un ambiente tóxico plagado de egos desmedidos, la gran mayoría que sufren este tipo de problemas y contratiempos acaban resultando salpicadas, o directamente ahogadas, una vez llegan a la gran pantalla. “Waterworld” es una de ellas.

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Abre los Ojos / Vanilla Sky

Es ineludible el que salten las comparaciones a la hora de enfrentarnos a un remake. Aplaudimos cuando la visión de un director aporta o supera al original del que parte (“Scarface” de De Palma; “The Departed” de Scorsese) y lapidamos aquellos que se quedan a la sombra de lo que hace potente a la original (“Totall Recall”; “El Planeta de los Simios” de Tim Burton). Sin duda, “Vanilla Sky” se encuentra en esta segunda categoría y cómo me resulta difícil hablar de ella sin referirme casi constantemente a la cinta de Aménabar, he optado por comentar/comparar estas cintas paternofiliales.

La Historia

Abre los Ojos/Vanilla Sky: Un joven adinerado y prepotente se enamora en su fiesta de cumpleaños de la amiga de su mejor amigo. Desgraciadamente sufre un accidente causado por su amante quedando su rostro desfigurado, lo que lo lleva a perder toda la confianza de la que presumía. Su vida de ensueño torna entonces a pesadilla de la manera más insospechada.
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Tenet, de Christopher Nolan

Creo que si por algo pasará a la historia “Tenet” será por haber sido la primera gran superproducción estrenada en la llamada “Nueva Normalidad”. No voy a restar importancia a sus aciertos, pero creo que lo más que se ha de agradecer a la cinta de Nolan es la de inyectar tremendas ganas de volver a pisar una sala de cine en época de incertidumbre y miedo. Su continuos cambios de fecha hacían temer que su estreno se vería postergado hasta el año próximo. Sin embargo, en un movimiento que podría describirse como valiente, Warner ha apostado por estrenarla en los países y ciudades en donde la pandemia esté más controlada. Así, de paso, siguen tratando entre algodones a quien es su mayor valor en alza, un cineasta que pocas veces deja indiferente.

El principal objetivo del director con “Tenet” era el de realizar una película de acción a gran escala. Y, en esencia, la película es eso. Tenemos a un agente que es reclutado por una organización para impedir la Tercer Guerra Mundial. El incluir como villano a un personajes de nacionalidad rusa hace imposible no pensar en los thrillers de espionaje surgidos de la pluma de John LeCarre. Hay un compañero inseparable y una mujer en peligro. Todos los ingredientes para crear el cóctel clásico de intriga. Pero hablamos de Nolan, a quien le encanta aportar su original granito de arena en las historias. Y aquí dicho granito se introduce mediante teorías sobre la mecánica cuántica y la física que dan lugar a la posibilidad de que se invierta el movimiento de las cosas. Chocante al principio (en especial si uno es de letras como un servidor) pero divertido cuando se desmenuza el entramado del asunto.
Tras once películas (contando “Following”) ha quedado más que claro que la obsesión del director y guionista es el tiempo como elemento narrativo. Alternar diferentes espacios temporales para lograr encajarlos en su climax es una de las mayores señas de identidad de su filmografía. En “Tenet” dicha pasión es llevada a cabo en su segundo gran bloque, y más en concreto a raíz de una de las mejores secuencias desarrollada en plena autopista. El jugar con los elementos que avanzan a la inversa se convertirá en la gran atracción de la cinta y le otorgará esa personalidad que, metraje atrás, sólo parecía esbozar. Así, “Tenet” acaba resultando una película de acción llena de paradojas temporales donde el director, sin inventar nada novedoso en lo que a viajes por el tiempo se refiere, se las ingenia para captar la atención con llamativos detalles visuales que valen más que varios diálogos farragosos contemplados previamente.

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Alien: Covenant, de Ridley Scott

Cuando Ridley Scott regresó al Universo Alien con “Prometheus” provocó una sensación general de decepción. Si bien soy defensor de la cinta creo que su fallo a la hora de contar una historia dónde las preguntas lanzadas carecieran de respuesta le hicieron mucho daño. Eso no impidió que la película fuese considerada un éxito y que se realizara una continuación que tardó cinco años en llegar, esta vez, si, con el nombre Alien en su título.

La nave colonizadora Covenant se dirige al Planeta Origae 6. En su viaje sufrirán una tormenta eléctrica que hará despertar del criosueño a la tripulación y perder a varios de sus miembros, además de recibir una señal en un Planeta cercano al que deciden acercarse para investigar.
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