Alana Kane y Gary Valentine son dos jóvenes que buscan ganarse la vida mientras comparten aventuras en el Valle de San Fernando en 1973 a medida que se van enamorando.
Uno de los grandes objetivos del cine es el de provocar sensaciones en el espectador, de hecho las películas que más huella dejan en cada uno de nosotros son las que han conseguido removernos en algún que otro sentido (si, incluso para mal). Existen obras que más que narrar una historia, transmiten un constante estado de ánimo, como si de un viaje a través de una emoción se tratara. La última obra de Paul Thomas Anderson se mueve en ese terreno, logrando que su atmósfera lúdica e inocente prime por encima de la historia.