Dos empleados del ferrocarril del Estado de Virginia se atreverán a detener un tren que transporta 39 vagones, entre los que se encuentran algunos con mercancías inflamables.
Partiendo de un hecho real acontecido en 2001 en que un tren que arrastraba 47 vagones, de los cuales algunos portaban productos químicos, quedó sin control y llegó a cruzar tres Estados hasta ser detenido 2 horas y 106 Km. después, el director Tony Scott filmó la que sería, inesperadamente, su última película.
El proyectó arrancó en 2004, cuando se buscó un director que llevase a la pantalla el guion escrito por Mark Bomback. Entre los nombres barajados destacó el de Martin Campbell, pero las negociaciones no llegaron a buen puerto y el proyecto quedó en espera hasta que entró en juego Tony Scott y su actor fetiche Denzel Washington. Scott alabó el guión de Bomback por ser una cinta de acción pura, donde se amoldaban la emoción y el suspense gracias al continuo movimiento que otorgaba la locomotora protagonista de la cinta, y accedió, junto con Washington, a rebajarse el salario. Washington, además, recomendó a Chris Pine como coprotagonista. Curiosamente la película seguiría en la carrera de ambos a otra que tenía un vehículo de railes como protagonista, en esa ocasión un vagón de metro en “Asalto al Tren Pelham 123”.